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La culpa de los despidos no la tienen los empresarios


La culpa de los despidos no la tienen los empresarios

La mayoría de los españoles que trabajan por cuenta ajena, tienen la idea preconcebida de que un empresario es un señor (o señora) que: es dueño de una gran empresa, que conduce un BMW, que vive en la zona buena de la ciudad, que tiene mucho dinero en el banco y que no tiene escrúpulos cuando debe tomar la decisión de recortar la plantilla, y que incluso disfruta haciéndolo.
Pero la verdad es, que la mayoría de los empresarios de este país, son dueños de una microempresa y de un coche “normalito… por lo general viven “donde pueden”, le deben grandes cantidades de dinero al banco, y siempre se lamentan cuando deben despedir a alguno de sus trabajadores.
Lo que sucede, es que es muy fácil buscar culpables y hacer el papel de jueces y verdugos cuando las cosas van mal, aunque de antemano se sepa que las responsabilidades van compartidas. Así que considero que es justo decir las cosas como son. Sobre todo, cuando es evidente que hay más trabajadores por cuenta ajena, que empresarios, levantando la voz.



Es así como en este país paternalista y cómodo, en el que no dudo de que haya mucha gente 
trabajadora; también hay mucho empleado vago; que sólo espera la primera oportunidad de ausentarse de la empresa por los motivos que sean, para luego despotricar de su patrono por cualquier causa.
Y no les quiero ni contar sobre el actual número de personas apuntadas en el paro en estado de: “vacaciones eternas”, que sólo se despertaron y salieron de su “paraíso de vagancia” cuando se anunció una escueta continuación de este “maléfico beneficio” (¿oxímoron?) por parte del gobierno.
Volviendo al ausentismo y para que tengan una idea de su magnitud. El año pasado nos costó 12.000 millones de euros a todos los contribuyentes (¡si tú también!) y a los empresarios, pues prácticamente lo pagan a medias entre ellos y el estado.
Vergonzosa cifra que sigue siendo la mejor prueba de la actitud del empleado medio. En donde la “cara dura” es la única consigna frente a la obligación de trabajar.
Ustedes disculpen, pero creo que por el hecho de haber trabajado en otras latitudes (en donde no pasan estas cosas), aún me sigue sorprendiendo tanto ausentismo y vagabundería a mi alrededor, sobre todo cuando está legalizada.
“Para muestra un botón”… Sólo aquí (en España) he escuchado la frase: “baja por depresión” (¿?). Una excusa impensable, por ejemplo en EE.UU., en donde hay tanto trabajo que no hay tiempo ni para deprimirse… o en Latinoamérica, en donde dicha frase simplemente no existe… incluso hay empresas en donde daría “risa” que un empleado la mencionase, considerando los altos niveles de desempleo que sufren. Allí, prácticamente nadie se enferma o al menos no faltan a la empresa por motivos de enfermedad (¿curioso no?).
Al parecer, en esos otros países menos complacientes con los empleados vagos, el miedo a perder el trabajo es el mejor remedio a cualquier enfermedad [ironía].
No obstante, los empresarios siguen apareciendo ante el resto de la sociedad, como “los malos” en este país de “llorones” (con el perdón de los que no lo son), cuando la mayoría de los que viven quejándose y señalando, no tienen ni la suficiente voluntad ni la valentía para montar una empresa. Y lo máximo que han emprendido ha sido el organizar las pasadas vacaciones.
Por eso, cuando escucho (o leo) a alguien que no tiene ni idea de lo que es ser empresarioestigmatizándolos o tildándolos de forma generalizada de prepotentes y/o poderosos. No puedo más que pensar en una sola palabra: “ignorante”.
Reflexión a la verdad: El empresario español, es simplemente un intermediario constantemente vilipendiado por los sindicatos y perseguido por Hacienda; que con una cifra de negocio relativamente baja, debe aceptar condiciones “basura” de los bancos mientras hace “malabares” con el patrimonio económico y financiero de la empresa. Todo esto, con el fin de producir algún beneficio, mientras lucha por seguir manteniendo en plantilla a muchos de los empleados con las características que describo más arriba.
El que tenga otra versión que la diga, pero luego de haber probado lo que realmente significa emprender… pues es muy cómodo y fácil hablar sin saber… Por cierto, yo no soy, ni he sido (ni quiero ser) empresario.